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Lo que nunca entendi de los años 80's

julio 21, 2011

 Nunca entendí por qué razón los años ochenta fueron tan ordinario. Y el que diga que no, que saque su perro de Yordano o que escriba lo contrario en un grafiti pero con letra de Timoteo.

Nuestros ídolos musicales nos sugerían que las camisetas blancas con palmeras pintadas y gafas de sol, de noche en un bar, era algo irresistible para cualquier mujer. En ese entonces, Michael Jackson nos enseñó que si a uno le llegaba a salir una pandilla con navajas y cadenas para atacarlo, lo mejor era tener puestos unos pantalones saltacharcos, zapatos negros de mocasín, medias blancas de toalla y hacerles un bailecito pasándose una mano por el pubis para que a los hampones se les quitaran las ganas de levantarlo a uno.
Las letras de las canciones de Michael y de sus amigos de USA for Africa las aprendimos gracias al insipiente curso de inglés en el cole o gracias a algún casete de color blanco que era de unos cursos de inglés de mi hermana, al que poco tiempo después le grabé encima “Eres la inspiración” del grupo Chicago, “Haciendo el amor a pesar de todo”, “No puedo luchar más contra este sentimiento” y “Hotel California” de la agrupación Águilas, que servían de aflojador cuando uno se iba de paseo con la noviecilla.
Luego le tocó el turno al grupo Menudo. Acetatos de Menudo, casetes de Menudo, afiches de Menudo, diarios de Menudo, ropa Menudo. ¿Menudo? ¿Por qué Menudo? ¿Menudo no se llama a las vísceras del pollo?...eso son las menudencias.
Ese fue un periodo en el que por primera vez en la historia de la humanidad, bailar representó un peligro para la salud pública. El break dance generó ventas millonarias en las compañías que fabricaban marcadores con los que se firmaron tantos yesos de los amigos de uno.
Jamás pude entender para qué carajos nos poníamos los jeans desteñidos y envejecidos a la fuerza, nos los teníamos que acomodar con mantequilla derretida de la entubada tan brava que le mandábamos hacer en la sastrería. La parte inferior de nuestras piernas de pollo terminaba con el detalle de las zapatillas Reebok o Delmer.
Nunca supe porque las mujeres usaban hombreras gigantes de espuma que escondían debajo de su blusa y que las hacía ver como jugador de fútbol americano. ¿Cómo hicimos para tragarnos de mujeres con cinturones anchos como los que le entregaban a Julio Cesar Romero "Romerito" cuando peleaba, faldas de jean, medias blancas y zapatillas Reebok con la lengua por fuera? Asociaciones de padres de familia: ¿por qué permitieron que todos nosotros saliéramos así a la calle?
En materia de comedias de televisión, nada me dio risa. En Blanco y negro jamás logré descubrir la razón por la cual a un viejo ricachón e ingenuo de Nueva York le dio por adoptar a un par de negritos cachetones exponiendo la virginidad de su hija Kimberly, que se paseaba en calzones por todo el apartamento. Seguramente Willy la descubrió sabroseándose con su hermano Arnold. Pero como todo chiquito es jodido, este habrá hecho esa carita dulce mientras le decía: "¿De qué estás hablando Willy?".
 En aquellos años todo lo que vimos estuvo alejado de la realidad. Muchas veces le hablé a todos los autos que se estacionaban en mi barrio, pero ninguno de estos me respondió como sí lo hizo El auto fantástico. Recuerdo que Los Dukes de Hazzard se metían por la ventana del carro. Bueno, yo traté de hacer lo mismo en el carro de un tío que también era rojo pero casi me atropella un bus de "don Goyo" que me pasó al lado.
Y del mal ejemplito que nos dieron Los ángeles de Charlie, ni hablemos. Tres mujeres trabajan para un tipo al que de manera confianzuda y coqueta le dicen Charlie pero que ellas no conocen. Hay un intermediario gordito y calvo que las contacta, anda armado, les da instrucciones y les paga para que le hagan vueltas al tal 'Charlie'. ¿A qué se les parece eso.
¿Cómo es posible que después de que mataron a John Lennon, trataron de asesinar al Papa, estalló la guerra en las Malvinas, casi matan a Ronald Reagan, el sida amenazó con acabar la humanidad, sale en televisión un perro café que habla, que camina en dos patas, que come gatos, que dice venir de Melmac y que usa copete llamado Alf diciendo: "No hay problema"?
Pero, existe un gran misterio. Hay algo que no pude y todavía no he logrado entender. ¿Por qué si los ochenta fueron tan deplorables, tan penosos y tan vergonzosos, yo daría esta década y la otra por regresar, así sea por solo cinco minutos a esa, a la etapa hermosa de toda mi vida?

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